Ese cosquilleo suave
ese horizonte brillante
luz de luna que me inspira
como tus ojos que me miran.
Ese día radiante
en tus ojos encontré
luz palpitante
que reverbera en mi ser
como quisiera poseer
los secretos del alma
y así llenar de calma
cada espacio de la tuya
y caminar
bajo el alegre sol de primavera
sentir que esta espera
se termina con tu sonrisa
caminar sin prisa
sin melancolía
sólo al son de esta canción
que seas la razón
para bailar bajo la lluvia
y que cada gota sea melodía
una chispa fría
adhiriendo mi pelo a mis mejillas
y empapada en tu esencia
y es que tu presencia
ya lo ilumina todo
con nuevas emociones
viejas canciones
suenan en mis oídos
con un nuevo sonido
todo lo que había sido
enfrentándose en mi interior
y en mis dedos el calor
de tu mano en la mía
como un fuerte anhelo palpitante
que se escurre por mis venas
como un fuego lacerante
una cruel condena
no quiero bailar sola una vez más
esta tonada tan agraz.
El frío nos cubrió de escarcha
y suavemente
el destino nos fue tejiendo
e iba desapareciendo
mi coraza de hierro
tus manos en mi cabello
tejían sueños dormidos
y mil estrellas guiaban nuestros pasos
sólo déjame saber
que una vez más podré amanecer
con tu imagen impresa en mis pensamientos
sin tener remordimientos
sin temer que el sentimiento
me lleve a la locura
a la oscura amargura
en donde la luz no llega
pero tú eres luz
luz de sol y atardecer
todo mi ser
está inflamado de sensaciones
lleno de emociones
y mis dedos febrilmente
recorren acordes hábilmente
con avidez
con desesperación
buscando la canción
la correcta melodía
para este momento
para todo lo que siento
mis lápices no reflejan
todo este gran torbellino
simplemente no podrían
fue todo tan repentino
pero eres esa inspiración
que esperé con devoción
que busqué por callejones
por calles repletas de desilusiones
y estaba completamente perdida
sin una sola pista
de cómo regresar a la vida
de cómo dejar de estar dormida
y fui viviendo el día
sin pasión sin energía
hasta que volvió a mi ser este fulgor
que se hace poema con furor
cuando mi dedos vuelven a tocar
aquel lápiz abandonado
al que un día llegué a renunciar
y que hoy ha retornado.
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