viernes, 25 de mayo de 2012

Indolente letargo de una mente perturbada

Todavía estoy aquí y la amarga obsesión que me pudre por dentro sigue carcomiendo como un corrosivo ácido…
Tu sonrisa es como un sedante que me mantiene lejos del dolor, sin pensar, sin sentir, sin ver.
Pero si en el instante mágico en que mi alma se aleja doy el paso en falso, caer y caer, vértigo, vacío, es sólo un tremendo vacío que se abre en mi estómago, que va engullendo mis entrañas y dejándome adolorida, agujereada, machacada, con esta vasta brecha en mi ser que me hace sentir sedada, drogada como si algo me faltara, un clic en la mente, un interruptor dentro, no sentir, no llorar ya no puedo llorar más, ya sólo puedo correr y escapar de este monstruo que soy yo misma porque ya no me entiendo más, porque soy una desconocida en este mundo enorme.
La inmensidad se ha llevado lo que había en mí, aquello que me movía, que me motivaba a ser quien era, quien fui… lagrimas ausentes, como si mi alma ya no pudiera sentir, ya no me siento viva, como si en algún momento mi muerte hubiera venido y yo estaba demasiado adormecida para poder notarlo o como si la chispa se hubiera apagado, esa vela luminosa que hacía encender mi sonrisa. Ahora soy un fantasma, menos que un vástago de lo que fui y mas que un simple espíritu.
Caminar por las calles de esta triste ausencia, de este estar y no estar, porque simplemente es como no existir, paso mis días sintiendo que nadie nota mi respiración, células, cuerpo, órganos, sangre… carne y hueso solo un sinsentido que me mantiene respirando, andando, soñando con mundos que jamás serán, con historias cuyo final feliz es inverosímil, estúpido, absurdo, los finales felices no existen en el mundo de los mortales.
La inmensidad de la melancolía me encuentra entre árboles frondosos y gotas de lluvia fría, quiero sentir algo… ¡golpéame! ¡sólo maltrátame! Quiero sentir dolor, quiero sentir algo en este maldito cuerpo ajeno, ajeno a esta melodía que surge en mi cabeza cuando te pienso y que es piano y clarinete… deslizándose, llegando desde lejos despacio y luego aporreando mi cabeza con notas discordantes, disonantes, no quiero recordar, no quiero saber que hoy será otro día insípido, inútil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario