Un corazón dividido, partido en dos, la nostalgia y el sabor
agraz del atardecer, rayos de luz llegan desde mi ventana y sigo sintiendo como
una premonición el dolor que vendrá.
¿Causar dolor no es como
sentirlo? Quizá más fuerte aún es clavar el puñal, hundir la espada en el pecho
del débil, del indefenso, querer ser luz y no poder dejar de ser noche… sin una
estrella tachonando su espesa negrura, sin una emoción que calme el corazón
desolado.
Cada pensamiento me perfora la
mente, me aprieta el pecho y me seca la garganta, pero cada segundo es un clavo
más de sufrimiento para su corazón atribulado, lleno de ilusiones, y cada
ilusión es la sal de sus heridas lacerantes que le corroerán mas no en su piel,
carne y hueso pero si en su alma. Su alma pura ¿Cómo me transformé en aquel
asqueroso monstruo? ¿Cómo fui capaz de semejante cruel y vil acto? ¿Cómo
corrompí aquella pureza de espíritu?
La memoria me acecha como una sombra gris y no
puedo dejar de sentir este pesar, de pensar en todo lo que he hecho, de darle
vueltas a los hechos en mi mente, como se revuelve un plato de comida fría que
no se tiene intención de ingerir…