Suaves olas de súplica
manan de mi cuerpo
eres tú mi mar
mi océano de cielo
Sin delicadeza inundas
mis recodos interminables
y en ti nazco pura
ávida e inexplicable.
Me vuelvo tuya
en el estallido imparable
en tu fulgor tácito
y en el llanto mustio.
Mana de tus ojos
baja por mi pecho
se amarra a mi boca
y revolotea en mi vientre.
Yo sólo sombra
sólo fantasma de una obra
y mi hielo refulgiendo
clama en cada célula.
En cada lamento
que mi alma te canta
que mi respiración te susurra
en el silencio nocturno.
En el sol despiertas
como fiera dormida
en la tarde me encuentras
como sombra inexorable
Me encuentro en tus brazos
bajo el sol que muere
y en la noche ciega
en tu pecho me duermo.
Duermo, solo duermo
y te anhelo y te espero
pero no eres mío
no estás en este suelo yermo.
Despierto amarrada
para no dejarte ir lejos
te aprisiono en mis recodos
para sentir tu aliento.
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