viernes, 26 de noviembre de 2010

Lamia canticum II

Frente a mí estás, imposible… 
el mundo se detiene en el momento en que te veo llegar, avanzando hacia mí… 
el otoño nos regala una lluvia de pámpanos marrones 
y tú, tan lívido, tan mágico, tan tú… 
me quedo perpleja en tu rostro, miro hacia tus ojos, en ellos nadar, 
como en un océano de estrellas luminosas y fulgorosas… 
puedo tocar tu alma tan frágil, que para mí es como un tesoro,
oh palabras! No retórica… palabras enclaustradas
yo no puedo encerrar este sentimiento en la clasificación de las palabras
porque es tan fuerte, es un fuego que me alcanza la garganta
me enmudece cuando te veo, me quema las entrañas y me aplasta el pecho… 
¡oh fortuna! 
¡Mi alma puedo darte engañosa fortuna! por un beso de su boca... 
en el que mi ser se caiga en el vaivén de sus labios indecisos entre el te quiero y el silencio, ¡oh mi alma cancina! 
Que se retuerce de sollozos y sólo ruega para poder quedarse atada a
su cuerpo cálido, a ese ser por el que vive, muere
por el que su alma se deshoja completa
sólo suplica que su aroma invada cada ínfimo músculo de su cuerpo 
y su sutil voz le llegue hasta lo más recóndito y resuene en sus oídos... 
para no sentir que con él dejo atrás el alma, la vida... 
quisiera que sus pasos siguieran mi melancolía... 
que su mirada tierna vigile mis sueños y al amanecer... 
el sol caiga sobre nuestras cabezas sellando un beso…
    … ¡oh atardecer! Mi alma yerma fenece junto a ti 
si en su cercanía no puedo estar
porque para que sirve la respiración... si no hay motivo para respirar
o para vivir, ¡oh mi corazón prefiere caer… que vivir con tu indiferencia!... 
o respirar de tus labios, o morir en la fría nostalgia.
   El miedo de tu rechazo me carcome por dentro… 
el solo sonido de tus labios, definirá el destino de este corazón caprichoso
cuyo motivo único es el de seguir tu huella
como la estela de agua sigue a un barco en alta mar
como la alborada sigue al anochecer…

…aferrarme a ti como la hiedra se aferra a la piedra… 
como el sol se aferra a las colinas tratando de evitar lo inevitable… 
tratando de no morir, de no caer fuera del amparo de ti… 
y me pierdo… me quedo ciega ante el porvenir, las nubes me acechan
el horizonte pierde nitidez.

El silencio del deseo

Suaves olas de súplica
manan de mi cuerpo
eres tú mi mar
mi océano de cielo

Sin delicadeza inundas
mis recodos interminables
y en ti nazco pura
ávida e inexplicable.
                                 
Me vuelvo tuya
en el estallido imparable
en tu fulgor tácito
y en el llanto mustio.

Mana de tus ojos
baja por mi pecho
se amarra a mi boca
y revolotea en mi vientre.

Yo sólo sombra
sólo fantasma de una obra
y mi hielo refulgiendo
clama en cada célula.

En cada lamento
que mi alma te canta
que mi respiración te susurra
en el silencio nocturno.

En el sol despiertas
como fiera dormida
en la tarde me encuentras
como sombra inexorable

Me encuentro en tus brazos
bajo el sol que muere
y en la noche ciega 
en tu pecho me duermo.

Duermo, solo duermo
y te anhelo y te espero
pero no eres mío
no estás en este suelo yermo.

Despierto amarrada
para no dejarte ir lejos
te aprisiono en mis recodos
para sentir tu aliento.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Lamia canticum I


Sólo que puede que todo esto sea una locura
pero simplemente no puedo dejar de pensar
tiraría todo al abismo...
sí, tú lo sabes
quizá no conscientemente
pero no puede no ser completamente obvio
cuando mis ojos se pierden en tus facciones
sólo que mi mundo no puede dejar de girar
en torno a tu próximo movimiento
si yo puedo estar ahí para ser parte de tu felicidad
¡que me lo permitiera oh la bendita fortuna
y no le pediría nada mas a la vida!
pero si he de desaparecer sólo con beneficio a ti
no me verá más ni el sol al levantarse de su lecho
amodorrado cerniéndose sobre las colinas verdes
ni la luna en su viaje inexorable entre la negrura absoluta
pues si tú no me necesitas, tampoco necesito existir yo